He decidido publicar un FanFic para darle un poco de variedad al blog y más actividad, espero vuestros comments.
Prólogo - El nacimiento del joven mestizo
Gehenna, en el año de 1994 a 14 de Diciembre.
En un lugar infestado de terribles demonios, en el castillo más
grande que hay, donde vive el emperador de los demonios, Satán, se
va a ver envuelta en una serie de catástrofes que solo traerán la
desdicha a sus habitantes, a ellos y a más personas de otro mundo,
un mundo conocido como Assiah...
Un día más tarde, en Assiah, una joven bajita de pelo castaño, de
ojos azul apagado casi verde, con la ropa adecuada para combatir el
frío, iba paseando por el parque cubierto por una gruesa capa de
nieve, caminó hasta un lago helado, donde nunca imaginaría lo que
se le venía encima...
-¿Qué es eso que está allí? - pregunto la joven muchacha el ver
una figura azul posada sobre el helado lago.
La azul figura, se fue acercando lentamente a la mujer, cuando estuvo
a su lado, ella percibió que era un lobo formado por llamas azules.
-¿Me puedes ver, humana? - preguntó con descaro el lobo ardiente.
-¿Eres un demonio? - preguntó la joven observando al lobo.
-¿No me temes? - replicó el lobo.
-Estoy acostumbrada a verlos - remarcó con una sonrisa.
-¿Una simple humana nos ve? Esto es demasiado gracioso, espero que
el resto de los simples y vanales humanos no lo hagan - comenzó a
reírse el lobo
-No me llames simple, los humanos podemos ser una fuente de
conocimiento bastante amplia y muy interesante - calló al lobo algo
enfadada.
-¿Estás seguro de ello? ¡Demuéstramelo! - exclamó el lobo.
-De acuerdo, te serviré de transporte - dijo la chica que se abrió
de brazos para que se introdujera dentro.
El lobo entro en el cuerpo de la chica por el pecho pausadamente y
cuando estuvo cerca dio un salto y la chica se vio impulsada hacia
atrás y cayó al suelo debido al impacto.
-¿Cuál es tu nombre? - dijo la muchacha incorporándose.
-Satán, supremo monarca de Gehenna - respondió con toda seguridad -
¿y el tuyo humana?
-Misaki, Misaki Azuhi - dijo poniendo sus manos en el pecho - vas a
ver que la humanidad no es simple ni muy parecido.
Y así comenzó la relación entre Misaki y el supremo monarca de
Gehenna Satán.
Pasaron los días y Misaki le fue enseñando más cosas a Satán,
hasta que cierto día en un bosque ocurrió lo que se esperaba, Satán
había visto que la humanidad no era tan mala, parecía que podría
quererlos, y Satán se fue pero dejó atrás algo que cambiaría la
vida de todo el mundo.
-¿Ya te vas? - preguntó entristecida Misaki.
-Sí, ya he comprobado que la humanidad no era tan mala como creía -
salió del cuerpo de Misaki.
-Vete ya estúpido - dijo Misaki llorando, pero se dio la vuelta para
que no la viera llorar.
El lobo desapareció, sus llamas se apagaron y alguien estaba viendo
la escena desde que no debía, un sacerdote de una iglesia del pueblo
colindante, Orce, que era amigo de Misaki.
-¿No me digas que te has dejado poseer por él? - dijo Nagato.
-¿Y si es así qué? - dijo furiosa Misaki.
-Dios santo, que sea leve - dijo Nagato poniendo las manos en forma
de plegaria y mirando al cielo.
Misaki no medió palabra y se echó las manos a la barriga, el
sacerdote hizo ademán de no haber visto nada y se largo con el mismo
silencio que había hecho Misaki.
Nueve meses después en la casa en las montañas de Misaki, estaba la
puerta abierta y no había nadie, ni en la casa ni fuera, lo único
que había era el viento, el sacerdote acercándose y unas pequeñas
pisadas que se adentraban al interior del bosque. El sacerdote
cansado por el ascenso a la montaña, iba negando con la cabeza y al
parar comenzó a correr y se introdujo en el bosque siguiendo las
pisadas en al nieve.
Al final del bosque había una cueva que estaba custodiada por un par
de demonios de nieve, un tenía forma de muñeco, otro era un Komainu
(NA: Komainu: Perro guardián de los templos) esperando el nacimiento
del joven mestizo.
-Por favor Nagato, cuida de él - dijo Misaki entre sollozos.
-Como el hijo que nunca tuve - respondió Nagato
Misaki dio a luz a un bebé el cual tenía una cola y llamas azules
en la cabeza.
-Iruhi - solo le dio tiempo decir a Misaki antes de morir.
-Chico, ese va a ser tu nombre, Iruhi - dijo Nagato mirando al bebé.
-¿Qué ocurre Nagato? - dijo un hombre que se acercaba con un traje
blanco, pelo morado, perilla y sombrero de copa.
-Mira esto Mephisto - dijo el sacerdote señalando al bebé.
-El hijo de Satán y el próximo monarca... - dijo pensativo Mephisto
- se me ocurre una cosa
-A estas alturas ya nada me sorprende de ti, adelante - dijo
preocupado Nagato.
-Apostemos algo - dijo tranquilo Mephisto.
-¿A qué? - dijo Nagato entre sorprendido y preocupado.
-A que eres capaz de criarlo cual niño humano - dijo de forma cómica
Mephisto.
-Me parece bien, una gran apuesta merece una gran paga, apuesto mi
vida - dijo seguro de sí mismo Nagato.
-Sí que estás seguro de ganar - dijo Mephisto para eludir su paga.
-Muy seguro - aclaró Nagato, que olvidó por completo la parte de
Mephisto.
Mephisto se sacó el sombrero de copa, y como de un truco de magia se
tratase sacó dos katanas, las desenvainó ligeramente y comenzó a
formular un hechizo de exorcismo, al acabar, las llamas fueron
absorbidas y acabaron en el interior de las dos vainas. Una vez
estuvieron dentro Mephisto las cerró rápidamente.
-Esto te facilitará el trabajo - Mephisto le da las katanas a Nagato
y desapareció.
Nagato cogió al bebé, apoyó a su madre en su espalda y le dio
santa sepultura, metió al bebé en la iglesia la cual sería su
hogar.
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